El protocolo HTTP puede utilizar conexiones persistentes y no persistentes. Como ejemplo si pedimos una página web a un servidor y la página consta de un HTML y 5 objetos, en una conexión persistente solo se hará una conexión TCP, mientras que en una conexión no persistente se utilizarán múltiples conexiones TCP, una por cada objeto solicitado.
Estas conexiones pueden ser paralelas para mejorar el rendimiento, por lo que un navegador puede realizar x conexiones al mismo tiempo en vez de ir realizando una conexión tras otra (en serie), que habitualmente alargaría el tiempo de conexión.
Utilizando conexiones persistentes el servidor mantiene abierta una conexión TCP para que las siguientes peticiones y respuestas se transmitan por esa conexión.